martes, 4 de septiembre de 2012

¡ A la Desobediencia Civil !


El domingo en lo personal y durante la semana pasada en general, se han mencionado los ya conocidos acontecimientos de nuestro país, el insigne México, en donde se ha ratificado el regreso del Partido Retrograda Intolerante (PRI) al gobierno, se le han otorgado seis años más a una bandada de políticos y funcionarios “menores” con procederes punibles para llevar las riendas de un país en general caótico en cualquier gobierno. Seis años para administrar el dinero que se recauda de los que trabajamos para sustentar a nuestras familias, de los empresarios y de lo que la naturaleza de este país les otorga, petróleo, plata, etc. Así es, ellos lo van a administrar desde el ejecutivo con sus secretarías y demás entes gubernamentales, repartirán el dinero por medio de “políticas públicas”, de programas sociales, económicos, de infraestructura y obras, de sueldos, buscarán adaptar en leyes, desde el legislativo, lo más conveniente para el pueblo, incluidos los de a pie y los empresarios, los mexicanos pues. En teoría esto suena sencillo, administrar, gobernar un país, pero en cuanto a práctica se refiere, no lo es y menos cuando ese país tiene protagonistas complejos y egoístas como empresarios, partidos políticos, narco, sociedad civil y religiones. Así es el caldo de cultivo con el que se enfrentará el siguiente titular del ejecutivo.

México tiene al presidente que merece, un país, hablando en general y según estadísticas internacionales, corrupto, inculto, intolerante, tramposo, desinformado, violento, sin educación (nivel académico), adicto, religioso (místico), vaya, una fichita, qué puede esperar. Entienda el lector que naturalmente no me refiero al México (ciudadanos) que aun con todo en contra mantiene la búsqueda de abandonar lo mencionado. Esto es real, México ha caído en lo más bajo que una sociedad puede caer, tenemos guerrilla, una “narco” violentísimo, delincuencia rabiosa, corrupción inclemente, falta de cultura acentuada, niveles educativos de risa, adicciones crudas y despiadadas, religiones opiáceas y huecas, además de caciques (empresarios) desalmados en muchos sentidos. Si bien es cierto que contamos con muchas, muchas excepciones, también es cierto que no ha sido suficiente para abatir tan crueles estándares que ya alcanzamos.



En este precioso marco de nuestra realidad actual ya no se sabe para donde voltear, ya todas esas características  negativas se han convertido en un “sistema”, del cual es muy difícil salir ileso, para colmo se perpetra el regreso de un partido conocido por haber descuidado a esa sociedad y haber allanado el terreno para que ese “sistema” prevalezca aun; es cierto que el PRI no diseñó ese sistema, fue la sociedad, el PRI es un reflejo de ello, un engrane de ese sistema, engrane maestro, viejo y oxidado, un engrane que no terminará con el “sistema” por el contrario, lo eficienta, lo renueva, lo actualiza; pero claro está que el “sistema” no es privativo de un partido político, sector social o religión, todos están inmersos y seis años no son insuficientes para cambiarlo, de hecho la sensación de cambio comenzó con la salida del PRI del poder, pero este ha regresado y solo el tiempo y la historia podrá juzgar si para mal o para muy mal; en el mismo marco indicado, el bien o mal, líder de izquierdas, ícono de la inconformidad política, a veces extrema y poco funcional, Andrés Manuel López Obrador ha llamado a la “Desobediencia Civil”, lo que sea que esto signifique para él. Este llamado es sin duda uno más para su larga lista de acciones controversiales, estigmáticas, características de un líder obsoleto, pero al fin y al cabo líder,  naturalmente que lo que salga del ideario de AMLO va cargado de una fuerza marcadamente ambivalente, por un lado para el mexicano seguidor de este personaje, es un llamado natural para actuar izquierdosamente en contra del “sistema político” en marchas, protestas y solo dios sabe qué más, esto con el fin de crear una esfera de inconformidad y dar seguimiento a la ideología que ha creado; por otro lado y desde la perspectiva de la “opinocracia“ mediática, este llamado será el de un loco, mal perdedor a  crear el caos, cosa que no pocas personas creerán y se “casarán” con ese argumento gracias a los medios de comunicación que el “sistema” ha generado y con quienes desde su masificación ha tenido una  simbiosis por demás destructiva en México.


La Desobediencia Civil, un término escabroso de repente, simple y sencillo también, en su época algunos íconos de la historia contemporánea han apelado a tal concepto, mismos que en su tiempo seguramente fueron tildados de locos y malos perdedores, el reverendo Martin Luther King, Gandhi, Nelson Mandela, Malcom X, entre otros; no quiero decir que nuestro folclórico y malquerido AMLO sea un personaje de esta talla, aunque tampoco me arriesgo a decir lo contrario, la historia lo dirá, por lo pronto abordaré este, para mi tan inquietante concepto, Desobediencia Civil.


Se nos ha dicho y enseñado hasta el cansancio que la desobediencia es mala, pero ¿quién nos lo ha ensañado?, naturalmente lo ha hecho quien no quiere ser desobedecido, esto hace trascender  un acto de desobediencia en un hecho anti ético, según ese razonamiento. Yo difiero, creo que la desobediencia es una acto más complejo, más allá del principio moral de obediencia, es una especie de complemento evolutivo a esta, el desobedecer es una evidencia de que la “regla”, “instrucción” o “estatuto” ha quedado rebasada por un devenir exigente y adaptativo, así es, mis queridos lectores, según mis propias cavilaciones la desobediencia como tal da evidencia de que el “sistema” contiene algún error, algo que no anda bien. Este razonamiento se puede notar en los ejemplos antes mencionados de Desobediencia Civil, cuando un acto de racismo obligaba a los afroamericanos a no poder entrar a un restaurante “para blancos” o cuando rendir un tributo excesivo a una “corona” a kilómetros de distancia mantenía en la miseria a un pueblo.

Desobedecer implica dudar, meditar, analizar, generar ideas e innovaciones, romper paradigmas, no solo un hecho de rebeldía o anarquía, los resultados saltan a la vista, actualmente la Desobediencia se ha sofisticado ha evolucionado de actos violentos como las revoluciones del siglo pasado para enmarcarse dentro de los derechos humanos y la mejora constante de la democracia, por lo que un llamado a la Desobediencia Civil no es un acto de locura, ni un catalizador de los ánimos post electorales actuales, es una vía para salir del letargo y del dominio del “sistema” antes mencionado. Sabemos que no todo lo que brilla es oro, AMLO tendrá su muy particular concepto de Desobediencia Civil, tendrá proyectado su método y su objetivo al llevarla a cabo, por lo que en este caso mi recomendación es oírlo, analizarlo, y tomar lo que acomode a nuestra realidad individual, es natural que quienes no estamos conformados con este México bizarro, quienes no queremos seguir en un país violento y corrupto, quienes no estamos dispuestos a quedarnos aletargados y al margen de la realidad, levantemos el oído y la expectativa y emular ese llamado, responder desde nuestra
posición.


Pero a qué desobedecer, a quién, el futuro titular del ejecutivo, el tristemente célebre Peña Nieto es solo una persona, un icono del “sistema”, una marioneta del “sistema”, claro que representa un proceso de elecciones lleno de anomalías y claro que representa al partido político que administró mal al país durante muchos años, pero no es a él, creo yo, a quien debemos desobedecer, es al “sistema”, Desobedecer a ser corruptos, Desobedecer a ser tramposos, Desobedecer a ser flojos, Desobedecer a ser machistas, Desobedecer a delinquir, Desobedecer a ser violentos, Desobedecer a ser agachones, Desobedecer a la piratería (producir, vender, comprar), Desobedecer al narco (producir, vender, comprar, consumir), Desobedecer a discriminar, Desobedecer a ser religiosos irracionales, Desobedecer a no informarse, Desobedecer a no interesarse en la Patria (Civismo más que política), Desobedecer a no leer, a no estudiar, a no emprender, a no ayudar a quien se pueda, a no progresar y ser un foco de desarrollo y progreso. El “sistema” es el primer interesado en tener “fieles” obedientes y mantiene un armamento probado para que así sea. Difícil tarea esta de desobedecer.

Desde una interpretación personal al griego del Nuevo Testamento, Jesucristo dijo:

La estabilidad de un sistema funcional es puesta a prueba desde hace tiempo y solo los que se empeñan en forzar la creación de este sistema, lo obtienen.

Yo sé que se necesita un mínimo de conciencia cívica, política y patriótica, para buscar la mejora de nuestro entorno, incluso necesitamos a alguien que nos impulse, nosotros los mexicanos aun no tenemos a ese alguien, dudo que AMLO lo sea, el solo es una manifestación del sector que está en contra del “sistema”, pero busquemos dentro de nosotros y si encontramos al mexicano “sistematizado” obliguémoslo, forcémoslo a dejar de profanar con su planta este suelo que ya merece un resurgimiento y transmitamos la posibilidad de un sistema funcional para México.


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